MANAGUA.- Miles de nicaragüenses tomaron ayer las calles de Managua en una nueva jornada de protestas en contra y a favor del gobierno de Daniel Ortega. Ocurrió como corolario de una violenta semana en la que la fuerza pública, junto con paramilitares leales al mandatario izquierdista, ocupó los últimos bastiones opositores.
Con el pendón blanquiazul y cánticos como “de que se van, se van”, miles de opositores marcharon por el sur de la capital contra el ex guerrillero de 72 años, al que acusan de ordenar una brutal represión contra los manifestantes que ha dejado casi 300 muertos en tres meses de protestas.
En el centro de la ciudad, otros miles marcharon contra la oposición, a la que señalan de querer llevar adelante un golpe de Estado contra Ortega. El mandatario enfrenta su peor crisis desde que retomó la presidencia en 2007.
“Estamos protestando para que se acabe la dictadura y que liberen a los presos políticos”, dijo Pedro Solís, un comerciante de 40 años que cubrió su cara con una pañoleta. “Ortega debe irse ya”, agregó.
Las manifestaciones contra el gobierno de Ortega, quien cursa su tercer mandato consecutivo, comenzaron a mediados de abril como reacción a una reforma al sistema de seguridad social, pero se ampliaron tras la violenta represión.
Los opositores exigen la renuncia del presidente, a quien acusan de fraguar elecciones, de controlar medios de comunicación, de manipular la Justicia y de parecerse cada vez más a Anastasio Somoza, el brutal dictador que los sandinistas -con Ortega a la cabeza- derrocaron en 1979.
“Son terroristas”
El mandatario y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, han negado esas acusaciones y sostienen que los opositores son “terroristas” que han asesinado a policías.
“Estamos pidiendo justicia para aquellas personas que sufrieron tantas agresiones de aquellos golpistas”, dijo Donald Flores, rodeado por banderas negras y rojos del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
“Vamos a hacer lo que sea para que Nicaragua vuelva a recuperar esa paz que teníamos antes”, agregó en medio de consignas: “no eran estudiantes, eran delincuentes”.
Las protestas han golpeado la pequeña y otrora estable economía nicaragüense, donde los comerciantes se han visto obligados a cerrar sus negocios y el turismo se ha reducido fuertemente.
Pese a los últimos reveses, los líderes de la resistencia a Ortega dijeron esta semana, desde la clandestinidad, que seguirán protestando y buscando más presión internacional para lograr su propósito de cambiar de Gobierno. (Reuters)